Llegaba a las 7 en punto a la puerta de la oficina.
El nudo de la corbata bien apretado.
Se sentaba en su mesa gris, frente a una pantalla de ordenador gris y comenzaba su trabajo gris.
Una reunión, dos reuniones, tres reuniones.
Tomaba un café en la máquina al final del pasillo gris.
Un día gris, una semana gris, un mes gris.
Llegó su cumpleaños y su abuela le regaló una planta, pequeña y de hojas finas.
Necesita luz - le dijo - Como todos nosotros.
Un lunes gris se llevo la planta a la oficina.
Buscó luz, pero de pronto se dio cuenta que su despacho gris no tenía ventana.
Tuvo que salir corriendo de allí, necesitaba ver el cielo.