Nadie está a salvo. Me enamoré. Es así de simple. Las estrellas están de sobra. Si hasta yo, que nací en el país de los que siempre llegan tarde, estoy enamorado, quiere decir que le puede pasar a todo el mundo. No escucho campanas ni me da por besar a la portera. No salto, no bailo, no canto, ni hablo solo, pero en algún rincón de mi cerebro están festejando con una banda y con fuegos artificiales. Estoy enamorado. Es más que un ácido. Demasiado. Es una felicidad que se pasa de rosca y te hace llorar. Es apenas soportable.
Plástico cruel, José Sbarra
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame: