El pasado día 16 de junio hubo dos mujeres en California que pusieron fin a una larga espera de 55 años. Demasiado tiempo. Un minuto después de las cinco de la tarde, Phyllis Lyon y Del Martin, por fin se han podido casar. Se han convertido en la primera pareja homosexual que se ha casado en California, que es ya el segundo estado de los EEUU, después de Massachusetts, que ha legalizado el matrimonio gay.
El alcalde de San Francisco que se encargó de oficiar la ceremonia declaró que "no puede haber un ejemplo de amor más extraordinario hecho visible".
Era a las cinco de la tarde cuando entró en vigor la resolución judicial del Tribunal Supremo de California que establece que las leyes que prohíben los matrimonios entre personas del mismo sexo son inconstitucionales.
Lyon y Martin, ahora ya octogenarias, son las fundadoras de la primera asociación californiana de lesbianas. Gracias a gente como ellas que han luchado toda su vida por conseguir igualar sus derechos al de los heterosexuales, las reivindicaciones y luchas no son en vano. Y abren camino para los que venimos y vienen detrás.
Cuando hay gente que pregunta porque nos seguimos manifestando cada 28 de junio, saliendo a la calle montados en carrozas, haciendonos ver, celebrando una fiesta [a pesar de todo]. Creo que la respuesta no puede ser otra que por todos los que antes han hecho lo mismo, han dado la cara y han ayudado, y lo siguen haciendo, para los que vienen detrás. Porque queremos i-g-u-a-l-d-a-d, con todas las letras.
Aunque como leí hace poco en la carta de una chica en DosManzanas: “No quiero ser igual que los heteros: exijo tener sus mismos derechos ya que tengo sus mismos deberes.”
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