Después de la celebración de ayer, hoy comparto un extracto del artículo
"El Amor es Constitucional" escrito por Boti García Rodrigo (Presidenta, Federación Española de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) para el Huffingtonpost.
"El otro día fui a una reunión a un Ministerio de mucho nombre y apellidos. Una reunión imprescindible para poner en las mesas y en las acciones de las personas con responsabilidad política, en sus mentes y en sus conciencias, nuestra realidad, la realidad LGTB (de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) y, también en este caso, la de nuestros hijos, la de nuestras familias. Y fui acompañada de quienes pertenecen a asociaciones de madres y padres LGTB o bien son madres y padres de personas LGTB: fui a la reunión acompañada de nuestra realidad. Y expusimos, explicamos, aclaramos, demandamos, reivindicamos.
En un momento, la madre aquella que estaba allí por serlo de un chico gay, dijo: "Yo tengo dos hijos, uno es homosexual, el otro heterosexual, y no concibo ni consiento la más mínima diferencia en los derechos que disfruten el uno y el otro; no hay razón, es de una injusticia cósmica". Es de una injusticia cósmica. Y añadió, cada vez con más énfasis, que muchas de las familias que integran su asociación cuando vieron aprobada la Ley 13/2005, que modifica el Código Civil para permitir el acceso al matrimonio a todas las personas con independencia de su orientación sexual, cambiaron radicalmente de actitud hacia sus hijas, hacia sus hijos, hacia la sociedad y hacia sí mismas: la norma legal como fuente de autoestima.
Y ahora ya hemos pasado la reválida: por fin, después de siete largos años de injusta espera, el Tribunal Constitucional ha sentenciado que la Ley 13/2005 es plenamente constitucional. Por culpa del recurso de la vergüenza interpuesto por el PP, hemos tenido que 'repetir y revalidar' nuestro derecho a tener derecho.
Nuestro derecho a la igualdad, votado en junio de 2005 en sede parlamentaria y sancionado en noviembre de 2012 por la máxima instancia jurisdiccional, es pleno y el mismo del resto de la sociedad. Tus dos hijos, Elena, tienen los mismos derechos y gozan de la misma protección constitucional. Puedes/pueden/podemos respirar en igualdad.
No podía ser de otra manera, lo que estaba en juego era decidir si nuestra Constitución realmente ampara y defiende la igualdad de toda la ciudadanía; el fallo del TC es un triunfo para la democracia de este país y para la historia de los derechos civiles. El reconocimiento de la igualdad es la mejor herramienta de lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género.
Pero también es un comienzo. Porque la igualdad legal, por fin ya totalmente legitimada (¿se darán por satisfechos los de las cavernas y los de las negras sotanas?), no es sino el comienzo, los andamios necesarios, el paraguas indispensable para conseguir la igualdad real. Ahora, Ley en mano, igualdad en ristre, coraza y yelmo que nos proteja, tenemos que seguir luchando la batalla. Recomenzando. Tenemos que continuar la antigua y rancia batalla en que las personas LGTB venimos empeñadas desde siglos. La batalla contra el enemigo que viene perviviendo impunemente en la sociedad, enemigo enraizado en todas las culturas, que alcanza a todas las etnias y se instala en todas las clases sociales. La homofobia."