Somos demasiados y no podrán pasar por encima de los años que tuvimos que callar, por los libros prohibidos y las entradas secretas...
Por todos los que un día se atrevieron a gritar que la Tierra era redonda y que había algo más que dragones y abismos donde acababan los mapas...
Por las noches de vacío cuando te ibas a dormir, esperando que la suerte vuelva a sonreir, con los ojos abiertos esperando un milagro...
Siento que llegó nuestra hora; esta es nuestra revolución...
Somos una luz cegadora, fuerte, más brilante que el sol.
Revolución, Amaral
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